13 de junio de 2017

Hard Case Crime Peepland: La escritora pulp Christa Faust aprueba con nota su estreno en el mundo del cómic




Christa Faust es una de las mejores escritoras del pulp y la serie negra contemporánea. Sus dos novelas protagonizadas por Angel Dare, Money Shot y Choke Hold, son todo lo que busca un buen aficionado a la novela negra. Ritmo endiablado, protagonista carismático, sexo, violencia y muchas dosis de mala baba.

Así que cuando descubrí que Christa Faust se lanzaba a estrenar su primer guión, junto al guionista Gary Philips, en el mundo del cómic y de la mano, ni más ni menos que del sello Hard Case Crime, editores de sus dos novelas mencionadas anteriormente y el mejor sello mundial de novela negra que puedes encontrar en el mercado editorial, llamó mi atención.



Y el tebeo que entregan Faust y Philips de la mano tiene parte autobiográfica por el lado de Christa Faust. Porque esta escritora neoyorkina, afincada en LA, en su juventud trabajó en uno de los múltiples sex shops que inundaban la peligrosa Gran Manzana de los años 80.



Ese sex shop, el Peepland del título, es el centro neurálgico y eje para presentar a un grupo de personajes que intentan sobrevivir en la jungla de asfalto de un Nueva York donde las minorías y la gente con menos recursos es señalada e inculpada para proteger los secretos de una casta social que hace lo que le place sabiendo que los culpables a ojos de una justicia y unos cuerpos policiales untados serán dichas minorías.



El incidente incitador de la trama es una cinta de video que contiene imágenes de un crimen que puede derribar los cimientos de los ricos y poderosos de la ciudad. A partir de ahí y desde el punto de vista de Roxy, nuestra protagonista y representación de la escritora Christa Faust, la historia se desarrollará a lo largo de cinco ejemplares, donde los giros argumentales, la sorpresa continua y la violencia brutal y sin sentido acompañará a los lectores y a un elenco de "perdedores" entrañables que lo único que buscan es ser felices y que les dejen tranquilos.



El único pero a un tebeo muy disfrutable es el inconsistente arte de Andrea Camerini, muy irregular de un número a otro, entregando tanto páginas muy interesantes, como otras que parecen realizadas con prisas y que empañan el conjunto de una obra muy disfrutable que hará las delicias de los lectores de novela negra y pulp y por supuesto a los que somos fieles lectores de Christa Faust.


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