3 de diciembre de 2017

El Amante Doble de Francois Ozon: Un thriller erótico tan estiloso como de manual




















La sombra del maestro Hitchcock es alargada. Sino, que se lo digan a su discípulo Brian de Palma o a autores posteriores como Paul Verhoeven o el mismo Francois Ozon. Pero donde Hitchcock sugería el componente sexual en unos thrillers donde la censura obligaba al cineasta inglés a hacer gala de subterfugios para que el espectador pudiera intuir aquello que no podía ser hablado y mostrado, su sucesor, Brian dePalma, continuaba las piruetas y retruecanos visuales del autor de Vertigo, llevándolas al infinito y más allá, pero introduciendo de manera clara y sin subterfugios el componente sexual que pugnaba por salir en la obra de Hitchcock.



Francois Ozon a lo largo de su obra ha heredado el trabajo de ambos realizadores, hasta llegar a El Amante Doble, un thriller erótico de factura y técnica intachable, donde Ozon hace uso del tema central del doble en su puesta en escena, duplicando y superponiendo planos o creando caleidoscopios infinitos en ese juego de espejos visual que irónicamente es reflejo de la narrativa de la obra.

El Amante Doble no solo homenajea los trabajos de Hitchcock y sobre todo del dePalma de Vestida para Matar, Doble Cuerpo o la más reciente y reivindicable Passion, sino que también hereda el ambiente pegajoso, peligroso y sexual del Instinto Básico de Paul Verhoeven, con ecos del Perfect Blue de Satoshi Kon o el horror de la nueva carne Cronenbergiana.



Y así, en sus dos primeros actos, la película fluye con una tensión constante, donde nuestra protagonista, Chloé, reflejo en el fondo de la Catherine Deneuve de Repulsión de Polanski y de la Mia Farrow de La Semilla del Diablo en la forma. Marine Vacht, actriz que ya hizo un más que estimable trabajo junto a Ozon en Joven y Bonita, es los ojos del espectador en una cinta que no solo juega con las duplicidades y la paranoia, sino con un punto de vista que podría ser excesivamente subjetivo... o no.



Quizás la obra, que no es más que un juguete tan retorcido como divertido y que demuestra la habilidad de Ozon para la creación de atmósferas y la representación de una sexualidad reprimida, choca con un guión que en su acto final, como muchos de estos thrillers eróticos pasados, comienza a recurrir a lugares comunes y supuestos giros argumentales que intentan rizar el rizo pero que se ven a la legua, convirtiendo un trabajo que en sus primeros compases, promete más por la posibilidad de lo sugerido que de lo finalmente mostrado, pero que no quita para que sea una cinta que se sabe un juego macabro e intrascendente, pero que en ningún momento pretende ser más de lo que es, una atracción de circo.

1 comentario:

  1. Un director que me gusta bastante..........ganas de ver esta nueva obra.
    Un saludo

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